Bitácora del Equipo Girón Rebelde
Miércoles 6 de abril
Menuda sorpresa se llevó Daylin cuando entusiasmada por su visita al Museo y otros sitios de historia muy bien guardada y mejor conservada me comentó, sin disimulado orgullo, que se habia fotografiado ante una imponente y preciosa carroza funebre del siglo XIX.
Luego de mirarle a los ojos, con expresiòn de duda, le preguntamos que como le habìan permitido eso. Su sorpresa aumentó de tal forma que le explicamos -asumiendo una contundente expresiòn de horror, propia de una tragedia tebana- que era de mal augurio fotografiarse ante la carroza funebre que exhibe el museo Oscar María de Rojas, en la ciudad de Cárdenas.
Se trata, le dijimos -con la mejor y más seriedad que pudiesemos disimular, de un error imperdonable- y enseguida le explicamos: todos los que se han fotografiado ante esa belleza de carroza, elaborada con muy buen gusto, de maderas preciosas, que salia a la calle con todas las galas para engrandecer ese momento del ultimo adiós, han fallecido ..."luego de de una larga y fructifera vida".
La expresión de haber pecado contra una tradición entronizada, que pudiese acarrear consecuencias fatales, por sus implicaciones con la parasicologìa y otras trememundas premoniciones, le nubló la visión y solo al paso de dos segundo más, logró una sonrisa, casi una expresión de revancha que auguraba, casi amenazante: el viaje es largo, pronto tendremos la posibilidad de la riposta, ya verás.
La cogio el pinareño, inocente la niña, jaja
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