Por supuesto que no se trata de la distancia que medie desde algún punto de la geografía cubana hasta este paraje histórico. Sencillamente, nuestro correcto, discreto, exacto y muy necesario para el equipo; el chofer Eduardo Armas, fue quien hizo el comentario al llegar a Girón: "muchachitos, este equipo Girón Rebelde, ha recorrido desde sus inicios y hasta hoy, 1 105 kilómetros".
Playa Girón se descubre como sitio de personas afables, francas, abiertas. El calor húmedo en extremo de la región te abraza, sofoca, te sumerge e invita a imaginar una caminata por el monte, pantanos y canalizos de la ciénaga. No hay tiempo, por ahora para un chapuzón en el mar, si lo hacemos, que sea justamente, el día 19.
Lejos de considerar que casi concluye nuestra aventura, esta suerte de clase de historia y aprendizaje fructífero con testigos que conservan, como labrada en piedra, la memoria de los hechos, vencemos el cansancio y redoblamos los bríos para asomarnos a una cobertura que alcance el detalle quizás poco divulgado, la impresión desechada por colegas, o quizás, no descubierta en estos cincuenta años de la invasión a bahía de Cochinos.
Que dicha recorrer palmo por palmo, al detalle, los más singulares momentos de la historia. Comprobar versiones, ser partícipes de interpretaciones, testigos del sobresalto, la emoción y de lágrimas y confesiones que se matizan con voces quebradizas.
Esta suerte de viaje a la historia nos ha ofrecido palpitantes corazones; evasivas disimuladas para enmascarar lo que aún duele, duele muy profundo.
Estos días nos invitan al conocimiento y a la aproximación a la sicología del cubano en esta región del sur matancero. Tratamos con un ser jovial, quizás algo místico o, más bien espiritual, en el que se sedimentan una amplia amalgama de conductas innumerables, pasiones, tradiciones, creencias y resoluciones que se muestran desde lo tierno hasta lo irreverente, cuando se presenta el peligro, el sacrificio.
Hoy se nos develará el Museo de Playa Girón, un sitio Monumento Nacional y será nuestra anfitriona una cienaguera que alcanzó estudios universitarios. El museo de Playa Girón dedica la muestra del mes a un hecho que se nos presenta como aterrador: se exhibe el proyectil de calibre cincuenta que cegó la vida del joven artillero de 14 años, Nelson Fernández Estévez.
Con voz que denota una extraña mezcla de tristeza, respeto y orgullo, Bárbara Sierra, la directora del Museo en el que ha permanecido por más de 20 años, nos narra que el proyectil de la mercenaria ametralladora calibre 50 no pudo ser arrancado a tiempo para mantener la tierna juventud de Nelson.
Solo después de la exhumación de sus restos, el pedazo de plomo que tronchó los sueños de quien alcanzó a vivir ni tan siquiera una década y media, fue tomado entre las manos de sus familiares y luego de atesorarlo por un tiempo, en una suerte de denuncia, más que denuncia, advertencia; hoy se muestra en el museo de Playa Girón.
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