Bitácora del Equipo Girón Rebelde
Miércoles 6 de abril
Cuántas primicias atesora en su historia esa ciudad que en boca de los cubanos convida al encuentro con miles de curiosidades, algunas ya sabidas y otras insospechadas. Cuando el Museo de Bacardí de Santiago de Cuba deslumbró mis pupilas en la etapa universitaria, desconocía que el segundo sitio de su tipo más antiguo en Cuba se ubicaba precisamente en la Ciudad Bandera.
Miércoles 6 de abril
Cuántas primicias atesora en su historia esa ciudad que en boca de los cubanos convida al encuentro con miles de curiosidades, algunas ya sabidas y otras insospechadas. Cuando el Museo de Bacardí de Santiago de Cuba deslumbró mis pupilas en la etapa universitaria, desconocía que el segundo sitio de su tipo más antiguo en Cuba se ubicaba precisamente en la Ciudad Bandera.
Y como para los periodistas todo detalle curioso invita a la investigación acuciosa, la sugerencia del historiador René de la Cantera no hizo más que incitarme. Qué suerte que fuera precisamente el donante de una pieza emblemática quien me acompañara al Museo polivalente Oscar María de Rojas, un cardenense con vasto sentido de pertenencia y amor no solo por lo procedente de su terruño sino de su nación.
Es así como en este periplo por Matanzas a propósito del Aniversario 50 de 2 importantes acontecimientos, la Declaración del Carácter Socialista de la Revolución Cubana y la Victoria de Playa Girón, conocí de la historia del segundo cuadro para el que José Martí posara en vida ante la agilidad de un pintor.
Hasta entonces, apostaban críticos de arte e historiadores por que solo lo había echo una sola vez el Apóstol allá por el año 1891 cuando su amigo el artista sueco, Herman Norman lo inmortalizó sentado frente a la mesa de trabajo de su despacho en Nueva York.
Pero en 1978, cuando el Museo Oscar María de Rojas recibió el óleo del emigrado revolucionario cubano Luis Salazar y el peritaje museístico reveló que la pieza llegó a Cuba como parte de los bienes de Francisco Javier Valdés, un tabaquero exiliado y cuñado del amigo de Martí Fermín Valdés Domínguez, la historia cambió.
Este cuadro poco conocido pero de un extraordinario valor patrimonial e histórico fue restaurado en el Museo de Bellas Artes de Cuba y según los reportes investigativos fue realizado entre 1893 y 1894.
La figura del Maestro se anticipa entonces en una de las salas de la instalación cardenense dedicada precisamente a él y donde se exhiben piezas de un valor original como es la tribuna desde donde el Héroe Nacional se dirigía a los emigrados cubanos reunidos en el club “San Carlos” de Cayo Hueso entre 1892 y 1895.
En esa extraordinaria colección martiana se ubica la singular obra artística de Luis Salazar donde apreciamos a un Martí a medio cuerpo, con la cabeza ligeramente ladeada hacia la derecha, lleva traje negro y corbata de “mariposa” del mismo color.
Varios lugares como el Colegio La Progresiva de Cárdenas, la Escuela Secundaria Básica Víctimas de La Coubre prestigiaron antaño sus paredes con la pintura de la cual desconocían su apreciable valor y para suerte de quienes visitan el “Oscar María de Rojas” hoy constituye toda una novedad que acompaña la herencia de los compatriotas cardenenses.
Increíble se anticipa ante nuestros ojos y nuestro conocimiento la historia nuestra. No importa si es aquí o acullá. No es Atenas, ni Egipto ni ningún otro lejano paraje. Cárdenas es esa ciudad que me ofreció una lección de respeto y amor hacia su pasado, sus mártires en un incesante lucha por la conservación de su patrimonio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario